jueves, 4 de abril de 2013


EL BORRACHO

 

 

 

Tendido en la cama del hospital, había oído las conversaciones de los cardiólogos, que desconcertados trataban de explicar los síntomas y signos relatados por él.

 

Desde que se había vuelto un borracho peleador, había comenzado a sentir como si alguien le quisiera sacar el corazón; incluso perdía el sentido y, cuando lo auscultaban no se le escuchaban los latidos cardiacos.

 

Estando solo en la habitación vio como ésta se iluminaba. Empezó a recordar momentos de su niñez y de pronto oyó una voz que le decía:

 

-Pinocho, te lo advierto: si continúas comportándote mal, ¡te quito el corazón para siempre!

 

 

 

Galdjú Belrod

 

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