EL
BORRACHO
Tendido en la cama del hospital, había oído las
conversaciones de los cardiólogos, que desconcertados trataban de explicar los síntomas
y signos relatados por él.
Desde que se había vuelto un borracho peleador, había
comenzado a sentir como si alguien le quisiera sacar el corazón; incluso perdía
el sentido y, cuando lo auscultaban no se le escuchaban los latidos cardiacos.
Estando solo en la habitación vio como ésta se
iluminaba. Empezó a recordar momentos de su niñez y de pronto oyó una voz que
le decía:
-Pinocho, te lo advierto: si continúas comportándote
mal, ¡te quito el corazón para siempre!
Galdjú
Belrod
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