MAESTRO
MANUEL J. BERNAL
¡MAESTRO DE MAESTROS!10
Nació
en La Ceja del Tambó5, el 2 de febrero de 192434. Fue el
primogénito del matrimonio de quien para la fecha era el humilde jornalero
Samuel Bernal y María Cleofe González8. Fue bautizado con el nombre
de Manuel José, por la gran admiración que la familia le tenía al Arzobispo de
Medellín de la época, Monseñor Manuel José Caicedo17.
Literalmente
puede decirse que vivió y compartió con su progenitor la transformación de éste,
de jornalero y músico aficionado30, e intérprete de la lira, a
corista y organista13 titular de la Parroquia de Nuestra Señora del
Carmen.
Manuel
José, a la edad de seis años ya tocaba algunas obras en el órgano tubular de la
iglesia, y para esa época ya era un alumno aventajado de su padre, de quien
aprendió solfeo6 y las bases de la armonía clásica. A los nueve años
ya reemplazaba a su padre en la interpretación de las obras que requerían las
ceremonias religiosas durante las ausencias temporales de éste30,
sin tocar el pedalero20, porque no lo alcanzaba. A los 12 años ya
era miembro de la banda municipal dirigida por su padre, y en ella interpretó
varios instrumentos musicales.
A
los 17 años, después de haber vivido un temporada en La Ceja, en la que
tertuliaba, otacaba en serenatas, y ejercía como aprendiz de sastre con don Jesús
“Chucho” García, y don Antonio García62, se fue de su hogar paterno
y se radicó en Abejorral, donde con una recomendación musical de su padre al
cura párroco de la iglesia Nuestra Señora del Carmen, se instaló a laborar7
como corista de la parroquia. Este fue el comienzo de la labor
profesional del músico y el final de la incipiente profesión de sastre.
Fue el maestro de capilla35 de este
municipio antioqueño entre 1942 y 194636, y en su honor compuso las obras
Abejorral, y Alborada, esta última deja constancia musical de la alegría que
representó, para él y su familia, el homenaje que le brindaron a don Samuel, su
progenitor, las bandas municipales que se encontraban en concurso, durante una
visita que su padre y su hermano Alejandro realizaron al municipio.
Con 22 años de edad, y una musicalidad fuera
de lo común10, el joven Manuel José viajó a Bogotá donde estudió
composición y órgano durante dos años con el sacerdote italiano Egisto
Giovanetti; al regresar a Medellín estudió piano con la pianista italiana Luisa
Maniguetti34.
Fue a la Medellín de los radioprogramas famosos a donde llegó el
joven Manuel José Bernal González, a buscar básicamente tres cosas: trabajo,
reconocimiento artístico y fortuna31. En medio de sus expectativas del
momento, siendo ya el corista de la Iglesia El Calvario38, surge una
oportunidad de oro: La orquesta de La Voz de Antioquia requiere un pianista, y
su director, el Maestro José María Tena Hernández39 abre un concurso
para seleccionarlo. Es durante ese concurso cuando Manuel José deja ver su
capacidad de lectura a primera vista, su conocimiento de armonía, y la destreza
que le brindó el ser poseedor de lo que en música se denomina oído absoluto37.
En alguna ocasión le refería el Maestro Alejandro Bernal, hermano
del Maestro Manuel J, y testigo excepcional de la carrera de éste, a sus hijos,
que el Maestro Tena desde que asistió al ensayo de los concursantes, le dijo a sus más cercanos colaboradores: “que
haya concurso porque ya se citó, pero ya hay un ganador indiscutible”, se
refería al joven Manuel José Bernal, quien cuando ocupó el puesto de pianista
de la orquesta de la Voz de Antioquia se convirtió en Manuel J. Bernal.
Durante tres años Manuel J. continuó
demostrando sus aptitudes artísticas como pianista y director adjunto de la
orquesta81 de la emisora de mayor renombre en el país, ya que La Voz
de Antioquia era la emisora con los artistas más importantes de toda Colombia, y
la que tenía la mejor pauta publicitaria31.
En 1951, ante el fallecimiento inesperado
del Maestro Tena39, el Maestro Manuel J. Bernal asume la dirección
de la orquesta radial más importante del país31,40, en plena edad de
oro de la radio69, permitiéndole dar a conocer a toda Colombia que
además de ser un excelente pianista y organista versátil e insuperable, era un
arreglista exquisito, dotado de una sensibilidad fuera de lo común10.
Durante los 10 años al frente de la orquesta de La Voz de Antioquia40
recibió los más grandes elogios de la crítica especializada41 por su
inigualable capacidad de dirigir42 todos los géneros musicales y por
ser un compositor innovador.
En La Voz de Antioquia alternó, dirigió, y
acompañó a las más rutilantes figuras musicales del momento, entre ellas: María
Luisa Landín, Pedro Vargas, Juan Legido, Celia
Cruz, Rafael Hernández, Marcos Cuadrado, Consuelo Velásquez, Nila Kara, Adelina Garcia, Matilde Díaz, Eva Garza, Leo Marini, Lucho Bermúdez, Mario Clavell, Pacho Galán, Los Hermanos Rigual, Los Rufino, Blanca Rosa Gil31,62.
En
1952 contrajo matrimonio con la señorita Lía Ghelman Wainer.
De su unión nacieron: Gloria Eugenia, Jorge Humberto, Sonia María, Mónica,
Clara Lía y Juan Manuel.
Una mañana de diciembre de 1955, mientras
estaban sentados “tintiando” varios músicos en el café El Potro, propiedad del
cantante argentino Alberto Podestá (ubicado en Maracaibo con Sucre), esperando
que fueran las 11a.m, hora en la cual empezaba el ensayo del programa de la
noche de la emisora La Voz de Antioquia, de Caracol, salieron de la musicalidad
del Maestro Manuel J. Bernal, las notas que dieron vida y sonoridad al jingle69
más escuchado en la radio colombiana.
Esto sucedió cuando ingresó al café el locutor y
radio actor Jaime Trespalacios101, quien después de saludar a la
concurrencia le entregó al Maestro Manuel J. Bernal un papel en el que se leía:
“De año nuevo y navidad, Caracol por sus oyentes, formula votos fervientes, de
paz y prosperidad”43.
Acto seguido el Maestro Manuel J. Bernal, pidió una
hoja, y sobre ella escribió la melodía, pidiéndole a su hermano el joven Maestro
Alejandro Bernal que antes de comenzar el ensayo tocara en el piano lo que él
había escrito en el café El Potro.
Cuando estaban tocando la melodía y cantándola, la
escuchó el señor Alberto Toro Montoya, administrador de la emisora, quien de
inmediato se entusiasmó con el mensaje navideño y le pidió al Maestro Manuel J.
que montara la pieza musical que se grabaría y emitiría en el programa de esa
noche.
Fue así como en la navidad de 1955 con el Maestro
Bernal interpretando el piano y las voces de las integrantes del trío Primavera44
conformado por: Lillyam Bustamante y las hermanas Araque: Blanca70 y
Myriam45, sonó por primera vez el jingle que año tras año nos recuerda
a los colombianos que estamos en navidad.
En 1956 el Maestro
Manuel J. Bernal recibió de parte de la República de Colombia una mención de
honor, “por su labor en la divulgación de la música nacional a través de la
radiodifusión”47, según lo constataba el Ministerio de
Comunicaciones. De esta década son sus obras Medio siglo y Bodas de plata, dedicadas
a sus progenitores. Y es también en ésta cuando se convierte en el connotado
artista radial que dirigió La hora Coltejer, el programa musical más escuchado
en el país en los años 5042.
A nivel nacional se le reconocía por
su seriedad y modestia personal42, y su fecundidad como compositor.
En ese momento de su vida ya sus tres pasillos más famosos y exitosos,
dedicados a sus tres hijos mayores46, tenían renombre internacional:
Gloria Eugenia, obra musical que
rompió el esquema tradicional del pasillo que se tenía hasta ese momento30.
Es un pasillo atípico por los acordes de su introducción que empata con una
primera parte muy melódica, en la segunda parte se entabla un diálogo melódico
de preguntas y respuestas, para concluir con una tercera parte que en sus
primeros compases resume las dos anteriores y, luego de un corte súbito de la
armonía, retoma el tema inicial y lo concluye con brillantez15.
Jorge Humberto, cuya primera parte
–según le contó el Maestro Alejandro Bernal a sus hijos- fue producto de la
respuesta musical airada que dio el Maestro, tocando molto forte el
piano, cuando al reportar que su esposa estaba esperando su segundo hijo, el
interlocutor –en La Voz de Antioquia- le dijo que los estaba teniendo muy
seguidos. Es un pasillo atípico en su introducción, la que a la vez forma una
cadencia tonal de corte sinfónico, con una primera parte de vibrante melodía y
con cortes rítmicos que significan el verdadero pasillo fiestero, una segunda
parte en la que se disminuye el tiempo para darle énfasis a una romántica
melodía que se acompaña de una rica armonía semitonal y un bajo que refuerza la
melodía, y una tercera parte que retoma el tiempo inicial con una melodía que
sugiere el fin de una crisis superada15.
Sonia
María. Pasillo de hermosa y pacífica melodía y abundancia tonal15.
En 1960 el Maestro Manuel J. alcanzó
otro éxito rutilante en su carrera creativa como compositor, al ganar el
concurso abierto que lanzó Coltejer, con el fin de seleccionar la canción de
navidad colombiana. Con el hermoso y magistral pasillo lento titulado Paz100,
cuya letra es de Mario Jaramillo y la música de su autoría, fue reconocido con
el primer premio, superando a los más de 1500 concursantes que enviaron sus
composiciones. Esta sensacional obra se radiodifundió por primera vez en la Voz
de Antioquia, cantada por gran tenor colombiano Jorge Ochoa y el trío Primavera
de Lillyam Bustamante y las hermanas Araque: Blanca70 y Myriam.
Fue a este talentoso músico antioqueño
a quien le encargan en 1962 la dirección de los coros nacionales de 30 voces48
que acompañaron durante el Primer Festival Internacional de Ópera, a los
músicos brasileros de la Opera de Río de Janeiro49. Durante este
festival el gran tenor italiano Ferruccio Tagliavini, en un gesto de
sensibilidad y admiración, le pidió al Maestro Manuel J. que dirigiera el 17 de
julio de 1962 La Traviata, obra de Giuseppe Verdi, ante el público del Teatro
Junín50.
Según le reportaba el Maestro Alejandro
Bernal a sus hijos, los inicialmente incrédulos músicos brasileños, se quedaron
pasmados ante lo que vieron el día de la presentación: El Maestro Manuel J. se
paró esa noche frente a la orquesta, saludó con una venia al concertino, alzó
la batuta, cerró la partitura, y dirigió la obra de memoria de principio a fin.
El resultado fue apoteósico, tanto así que recibió invitación formal de parte
de la Opera de Río para dirigirla en 196449.
Después de la huelga de músicos de
1965, que buscaba mejorar los salarios de los artistas, el señor William Gil
Sánchez81, procede a modificar la programación de la emisora Voz de
Antioquia, impulsando las radionovelas y dándole un lúgubre final a los programas
musicales en vivo que se emitían desde esa emisora.
Es entonces cuando la orquesta
internacional de la Marcha de las Estrellas Colombianas, dirigida por el
Maestro Manuel J. Bernal, y conformada por los distinguidos Maestros: Rafael
Ortiz, Emilio “Millo” Velásquez, León Cardona, Jorge Gómez, Margoth Levi,
Manuel Molina, Gabriel Uribe, Efraín Moreno, Alcides Lerzundi, Adolfo Podestá,
Diego Vélez, Guillermo Robledo, Hernando Díez y el ahora llamado trío de las
Estrellas integrado por Lillyam
Bustamante y las hermanas Araque: Blanca70 y Myriam, comienza a
animar las noches de la radio colombiana a través de la Radio Cadena Nacional51.
Mientras laboraba como director de la
orquesta de la Voz de Medellín, de RCN51 que tenía como programa
estelar “La Marcha de las Estrellas Colombianas”, y era corista en la Iglesia Santa
Teresita64, la empresa Atlas Publicidad le ofrece contratarlo para dirigir
en la televisión colombiana La Hora Philips. Con este contrato se firmaba la
despedida del Maestro Manuel J. de Medellín, y su llegada a Bogotá.
En la capital colombiana el Maestro
Manuel J. Bernal obtuvo en 1965 éxitos rutilantes como director artístico de la
disquera Philips62, y de La Hora Philips y Noches de Gala de la T.V.
Nacional. También se desempeñó como director
de la orquesta de la emisora Nuevo Mundo, de Caracol entre 1965 y 197162. De
esa época es la famosa Misa Colombiana66 que lanzó con gran éxito la
casa disquera Philips, compuesta e interpretada por él mismo, obra que contó
con el apoyo pleno de la Iglesia Católica, a tal punto que dicha obra fue
exportada a Francia, Estados Unidos de Norteamérica, y México67.
Con el grupo
integrado por el propio Maestro Manuel J. Bernal como pianista y organista, Jaime
Llano como organista, Felipe Henao, pianista; los Hermanos Martínez, Jaime y
Mario; Paquito Nieto con las maracas, Célis, al bajo, trabajó en televisión en
Noches de Colombia65 que conducía José Alarcón Leal y en Tierra
Colombiana55, que hacían con Eucario Bermúdez.
En la década de los
70, el Maestro Manuel J., tuvo estupendas presentaciones con la programadora
Cenpro T.V, en las cuales alternaba en el programa Los Maestros con el
organista Jaime Llano, y los pianistas Oriol Rangel y Felipe Henao. Eventos que
conjuntamente con su talentosa carrera en la radio lo hicieron merecedor al
reconocimiento en 1974 como Artista del Año57.
Como embajador
cultural de Colombia tuvo el honor de interpretar los ritmos colombianos en La
Casa Blanca30, ante el Presidente de Los Estados Unidos de
Norteamérica, Mr. Gerald Ford59, y su Secretario de Estado Mr. Henry
Kissinger, formando parte de la comitiva oficial que acompañó al Presidente
Alfonso López Michelsen60 a ese país. También acompañó la comitiva presidencial
del Presidente Julio Cesar Turbay a República Dominicana, donde dejó en alto el
nombre de los artistas colombianos ante el Presidente Joaquín Balaguer y sus
invitados62.
.
Antes de que la
música colombiana del folklor andino: pasillos, bambucos, guabinas, joropos,
torbellinos, etc, fuera relegada a pistas grabadas por parte de la televisión, el
Maestro Manuel J. Bernal se presentó en varios programas en vivo de Embajadores
de la Música Colombiana.
De esos tiempos es el
pasillo Mónica, producto de un momento de inspiración que sucedió mientras le
hacía mantenimiento en su casa al órgano Hammond. Dicho órgano requería un
aceite refrigerador especial que se le tenía que echar cada seis meses; como
parte del proceso había que prender el órgano y ponerlo a funcionar. En esas
estaba el Maestro Manuel J., en compañía de hijo Juan Manuel80,
cuando empezó a interpretar improvisaciones que le sonaron tan bonito que de
inmediato se fue a transcribirlas en una partitura.
Músico extraordinario,
era capaz de escribir una partitura de una obra sin tenerla que escuchar de
nuevo, como lo repetía admirado en sus anécdotas el Maestro Jaime Santamaría33,
a quien quince días después de haberle escuchado una sola vez un trisagio de su
autoría, y haberle pedido la partitura para interpretarla, ante la negativa del
Maestro Santamaría, Manuel J. le entregó la copia de la obra, tal cual se la había
escuchado en esa única ocasión.
El Maestro Manuel J.
en 1983 realizó una presentación apoteósica en el Teatro Juan de dios Aranzazu,
de la Ceja del Tambo, donde en compañía de sus hermanos, los Maestros
Alejandro, Suso, y Alberto, -Bernal González- deleitó a los asistentes, durante
dos horas que fueron ínfimas ante la emoción del público, que alborozado pedía
que continuaran tocando30.
Fatigado de la falta
de apoyo del Estado a la cultura y al folklor colombiano, y las acciones
inesperadas de algunas programadoras, tomó la decisión de retirarse de la vida
artística y dedicarse a la familia y sus negocios personales. Es en ese momento
cuando se escucha la frase: “Los Maestros perdieron su Maestro”15,17.
Sólo en el año 2002,
ante una sentida invitación que le realizaron sus amigos paisas, y la pastoral
profesional de la Arquidiócesis de Medellín63, accedió el Maestro
Manuel J. Bernal a deleitar al público antioqueño con la que sería su última
presentación pública en Medellín. En una presentación emotiva en la que
interpretó magistralmente hermosas obras de la música tanto en el piano como en
el órgano, y mostró porque seguía siendo el Maestro de Maestros10
que tan gratos momentos le había brindado a su púbico.
El Maestro Manuel J.
Bernal murió el 19 de mayo de 2004, en la Ciudad de Bogotá64.
El Maestro Manuel J. Bernal
siempre será recordado por ser el compositor de: Agnus Dei, Alborada,
Amor criollo, Abejorral, Bodas de plata, Clarita, De año nuevo y navidad,
Despedida, Doña Sonia, El gran cambio, Gloria Eugenia, Indiecita, Jorge
Humberto, Juan Manuel, Los nietos, Lía melodía para el recuerdo, Medio
siglo, Misa colombiana, Mónica, Nació el romance, Patria, Paz, Sonia María,
Sonríeme morena, Sueño moreno, Ysabel, Vamos todos a gozar60.
Sobre las composiciones del Maestro
Manuel J. Bernal, el Maestro León Cardona81 expresó: “Sus
composiciones nacieron del desarrollo de ideas melódicas cuyo avance lleva una
continuidad equilibrada, un contenido sonoramente lógico y su desarrollo es
fluido. Su armonía supera los elementos básicos de los ritmos andinos
colombianos, enriqueciéndose con cadencias sesudas, que respetan la creación
musical.”
De su producción musical como
compositor, arreglista e intérprete existen 16 discos con grabaciones
realizadas en varias casas. Con Fontana: Colombia de Oro 1, Colombia de Oro 2;
con Zeida: Recuerdo Nupcial; con Silver: Recuerdos de Colombia, La Música inmortal de Luis A. Calvo; con Philips:
Colombia Grande, Cantemos con Manuel J., Sucesos bailables 1, Sucesos bailables
2, Sucesos bailables 3, Los caracoles de oro, Misa Colombiana, Bien amada; con
Fuentes: Colombia de gala, Allá en la Montaña, Al calor de tu afecto7,62.
Escrito por Guillermo Alejandro Bernal Rodríguez, publicado en La música de nuestros ancestros, 2014, ISBN 978-958-58771-0-8