martes, 26 de mayo de 2015

Maestro Manuel J. Bernal


MAESTRO MANUEL J. BERNAL

 ¡MAESTRO DE MAESTROS!10

Nació en La Ceja del Tambó5, el 2 de febrero de 192434. Fue el primogénito del matrimonio de quien para la fecha era el humilde jornalero Samuel Bernal y María Cleofe González8. Fue bautizado con el nombre de Manuel José, por la gran admiración que la familia le tenía al Arzobispo de Medellín de la época, Monseñor Manuel José Caicedo17.

Literalmente puede decirse que vivió y compartió con su progenitor la transformación de éste, de jornalero y músico aficionado30, e intérprete de la lira, a corista y organista13 titular de la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen.

Manuel José, a la edad de seis años ya tocaba algunas obras en el órgano tubular de la iglesia, y para esa época ya era un alumno aventajado de su padre, de quien aprendió solfeo6 y las bases de la armonía clásica. A los nueve años ya reemplazaba a su padre en la interpretación de las obras que requerían las ceremonias religiosas durante las ausencias temporales de éste30, sin tocar el pedalero20, porque no lo alcanzaba. A los 12 años ya era miembro de la banda municipal dirigida por su padre, y en ella interpretó varios instrumentos musicales.

A los 17 años, después de haber vivido un temporada en La Ceja, en la que tertuliaba, otacaba en serenatas, y ejercía como aprendiz de sastre con don Jesús “Chucho” García, y don Antonio García62, se fue de su hogar paterno y se radicó en Abejorral, donde con una recomendación musical de su padre al cura párroco de la iglesia Nuestra Señora del Carmen, se instaló a laborar7 como corista de la parroquia. Este fue el comienzo de la labor profesional del músico y el final de la incipiente profesión de sastre.

 Fue el maestro de capilla35 de este municipio antioqueño entre 1942 y 194636, y en su honor compuso las obras Abejorral, y Alborada, esta última deja constancia musical de la alegría que representó, para él y su familia, el homenaje que le brindaron a don Samuel, su progenitor, las bandas municipales que se encontraban en concurso, durante una visita que su padre y su hermano Alejandro realizaron al municipio.

 Con 22 años de edad, y una musicalidad fuera de lo común10, el joven Manuel José viajó a Bogotá donde estudió composición y órgano durante dos años con el sacerdote italiano Egisto Giovanetti; al regresar a Medellín estudió piano con la pianista italiana Luisa Maniguetti34.

Fue a la Medellín de los radioprogramas famosos a donde llegó el joven Manuel José Bernal González, a buscar básicamente tres cosas: trabajo, reconocimiento artístico y fortuna31. En medio de sus expectativas del momento, siendo ya el corista de la Iglesia El Calvario38, surge una oportunidad de oro: La orquesta de La Voz de Antioquia requiere un pianista, y su director, el Maestro José María Tena Hernández39 abre un concurso para seleccionarlo. Es durante ese concurso cuando Manuel José deja ver su capacidad de lectura a primera vista, su conocimiento de armonía, y la destreza que le brindó el ser poseedor de lo que en música se denomina oído absoluto37.

En alguna ocasión le refería el Maestro Alejandro Bernal, hermano del Maestro Manuel J, y testigo excepcional de la carrera de éste, a sus hijos, que el Maestro Tena desde que asistió al ensayo de los concursantes,  le dijo a sus más cercanos colaboradores: “que haya concurso porque ya se citó, pero ya hay un ganador indiscutible”, se refería al joven Manuel José Bernal, quien cuando ocupó el puesto de pianista de la orquesta de la Voz de Antioquia se convirtió en Manuel J. Bernal.

Durante tres años Manuel J. continuó demostrando sus aptitudes artísticas como pianista y director adjunto de la orquesta81 de la emisora de mayor renombre en el país, ya que La Voz de Antioquia era la emisora con los artistas más importantes de toda Colombia, y la que tenía la mejor pauta publicitaria31.

 

En 1951, ante el fallecimiento inesperado del Maestro Tena39, el Maestro Manuel J. Bernal asume la dirección de la orquesta radial más importante del país31,40, en plena edad de oro de la radio69, permitiéndole dar a conocer a toda Colombia que además de ser un excelente pianista y organista versátil e insuperable, era un arreglista exquisito, dotado de una sensibilidad fuera de lo común10. Durante los 10 años al frente de la orquesta de La Voz de Antioquia40 recibió los más grandes elogios de la crítica especializada41 por su inigualable capacidad de dirigir42 todos los géneros musicales y por ser un  compositor innovador.   

 

En La Voz de Antioquia alternó, dirigió, y acompañó a las más rutilantes figuras musicales del momento, entre ellas: María Luisa Landín, Pedro Vargas, Juan Legido, Celia Cruz, Rafael Hernández, Marcos Cuadrado, Consuelo Velásquez, Nila Kara, Adelina Garcia, Matilde Díaz, Eva Garza, Leo Marini, Lucho Bermúdez, Mario Clavell, Pacho Galán, Los Hermanos Rigual, Los Rufino, Blanca Rosa Gil31,62.

En 1952 contrajo matrimonio con la señorita Lía Ghelman Wainer. De su unión nacieron: Gloria Eugenia, Jorge Humberto, Sonia María, Mónica, Clara Lía y Juan Manuel.

Una mañana de diciembre de 1955, mientras estaban sentados “tintiando” varios músicos en el café El Potro, propiedad del cantante argentino Alberto Podestá (ubicado en Maracaibo con Sucre), esperando que fueran las 11a.m, hora en la cual empezaba el ensayo del programa de la noche de la emisora La Voz de Antioquia, de Caracol, salieron de la musicalidad del Maestro Manuel J. Bernal, las notas que dieron vida y sonoridad al jingle69 más escuchado en la radio colombiana.

 

Esto sucedió cuando ingresó al café el locutor y radio actor Jaime Trespalacios101, quien después de saludar a la concurrencia le entregó al Maestro Manuel J. Bernal un papel en el que se leía: “De año nuevo y navidad, Caracol por sus oyentes, formula votos fervientes, de paz y prosperidad”43.

 

Acto seguido el Maestro Manuel J. Bernal, pidió una hoja, y sobre ella escribió la melodía, pidiéndole a su hermano el joven Maestro Alejandro Bernal que antes de comenzar el ensayo tocara en el piano lo que él había escrito en el café El Potro.

 

Cuando estaban tocando la melodía y cantándola, la escuchó el señor Alberto Toro Montoya, administrador de la emisora, quien de inmediato se entusiasmó con el mensaje navideño y le pidió al Maestro Manuel J. que montara la pieza musical que se grabaría y emitiría en el programa de esa noche.

 

Fue así como en la navidad de 1955 con el Maestro Bernal interpretando el piano y las voces de las integrantes del trío Primavera44 conformado por: Lillyam Bustamante y las hermanas Araque: Blanca70 y Myriam45, sonó por primera vez el jingle que año tras año nos recuerda a los colombianos que estamos en navidad.

 

En 1956 el Maestro Manuel J. Bernal recibió de parte de la República de Colombia una mención de honor, “por su labor en la divulgación de la música nacional a través de la radiodifusión”47, según lo constataba el Ministerio de Comunicaciones. De esta década son sus obras Medio siglo y Bodas de plata, dedicadas a sus progenitores. Y es también en ésta cuando se convierte en el connotado artista radial que dirigió La hora Coltejer, el programa musical más escuchado en el país en los años 5042.

 

A nivel nacional se le reconocía por su seriedad y modestia personal42, y su fecundidad como compositor. En ese momento de su vida ya sus tres pasillos más famosos y exitosos, dedicados a sus tres hijos mayores46, tenían renombre internacional:

Gloria Eugenia, obra musical que rompió el esquema tradicional del pasillo que se tenía hasta ese momento30. Es un pasillo atípico por los acordes de su introducción que empata con una primera parte muy melódica, en la segunda parte se entabla un diálogo melódico de preguntas y respuestas, para concluir con una tercera parte que en sus primeros compases resume las dos anteriores y, luego de un corte súbito de la armonía, retoma el tema inicial y lo concluye con brillantez15.

Jorge Humberto, cuya primera parte –según le contó el Maestro Alejandro Bernal a sus hijos- fue producto de la respuesta musical airada que dio el Maestro, tocando molto forte el piano, cuando al reportar que su esposa estaba esperando su segundo hijo, el interlocutor –en La Voz de Antioquia- le dijo que los estaba teniendo muy seguidos. Es un pasillo atípico en su introducción, la que a la vez forma una cadencia tonal de corte sinfónico, con una primera parte de vibrante melodía y con cortes rítmicos que significan el verdadero pasillo fiestero, una segunda parte en la que se disminuye el tiempo para darle énfasis a una romántica melodía que se acompaña de una rica armonía semitonal y un bajo que refuerza la melodía, y una tercera parte que retoma el tiempo inicial con una melodía que sugiere el fin de una crisis superada15.

Sonia María. Pasillo de hermosa y pacífica melodía y abundancia tonal15.

En 1960 el Maestro Manuel J. alcanzó otro éxito rutilante en su carrera creativa como compositor, al ganar el concurso abierto que lanzó Coltejer, con el fin de seleccionar la canción de navidad colombiana. Con el hermoso y magistral pasillo lento titulado Paz100, cuya letra es de Mario Jaramillo y la música de su autoría, fue reconocido con el primer premio, superando a los más de 1500 concursantes que enviaron sus composiciones. Esta sensacional obra se radiodifundió por primera vez en la Voz de Antioquia, cantada por gran tenor colombiano Jorge Ochoa y el trío Primavera de Lillyam Bustamante y las hermanas Araque: Blanca70 y Myriam.     

Fue a este talentoso músico antioqueño a quien le encargan en 1962 la dirección de los coros nacionales de 30 voces48 que acompañaron durante el Primer Festival Internacional de Ópera, a los músicos brasileros de la Opera de Río de Janeiro49. Durante este festival el gran tenor italiano Ferruccio Tagliavini, en un gesto de sensibilidad y admiración, le pidió al Maestro Manuel J. que dirigiera el 17 de julio de 1962 La Traviata, obra de Giuseppe Verdi, ante el público del Teatro Junín50.

 

Según le reportaba el Maestro Alejandro Bernal a sus hijos, los inicialmente incrédulos músicos brasileños, se quedaron pasmados ante lo que vieron el día de la presentación: El Maestro Manuel J. se paró esa noche frente a la orquesta, saludó con una venia al concertino, alzó la batuta, cerró la partitura, y dirigió la obra de memoria de principio a fin. El resultado fue apoteósico, tanto así que recibió invitación formal de parte de la Opera de Río para dirigirla en 196449. 

 

Después de la huelga de músicos de 1965, que buscaba mejorar los salarios de los artistas, el señor William Gil Sánchez81, procede a modificar la programación de la emisora Voz de Antioquia, impulsando las radionovelas y dándole un lúgubre final a los programas musicales en vivo que se emitían desde esa emisora.

 

Es entonces cuando la orquesta internacional de la Marcha de las Estrellas Colombianas, dirigida por el Maestro Manuel J. Bernal, y conformada por los distinguidos Maestros: Rafael Ortiz, Emilio “Millo” Velásquez, León Cardona, Jorge Gómez, Margoth Levi, Manuel Molina, Gabriel Uribe, Efraín Moreno, Alcides Lerzundi, Adolfo Podestá, Diego Vélez, Guillermo Robledo, Hernando Díez y el ahora llamado trío de las Estrellas integrado por Lillyam Bustamante y las hermanas Araque: Blanca70 y Myriam, comienza a animar las noches de la radio colombiana a través de la Radio Cadena Nacional51.      

 

Mientras laboraba como director de la orquesta de la Voz de Medellín, de RCN51 que tenía como programa estelar “La Marcha de las Estrellas Colombianas”, y era corista en la Iglesia Santa Teresita64, la empresa Atlas Publicidad le ofrece contratarlo para dirigir en la televisión colombiana La Hora Philips. Con este contrato se firmaba la despedida del Maestro Manuel J. de Medellín, y su llegada a Bogotá.

 

En la capital colombiana el Maestro Manuel J. Bernal obtuvo en 1965 éxitos rutilantes como director artístico de la disquera Philips62, y de La Hora Philips y Noches de Gala de la T.V. Nacional. También se desempeñó como director  de la orquesta de la emisora Nuevo Mundo,  de Caracol entre 1965 y 197162. De esa época es la famosa Misa Colombiana66 que lanzó con gran éxito la casa disquera Philips, compuesta e interpretada por él mismo, obra que contó con el apoyo pleno de la Iglesia Católica, a tal punto que dicha obra fue exportada a Francia, Estados Unidos de Norteamérica, y México67.

 

Con el grupo integrado por el propio Maestro Manuel J. Bernal como pianista y organista, Jaime Llano como organista, Felipe Henao, pianista; los Hermanos Martínez, Jaime y Mario; Paquito Nieto con las maracas, Célis, al bajo, trabajó en televisión en Noches de Colombia65 que conducía José Alarcón Leal y en Tierra Colombiana55, que hacían con Eucario Bermúdez.

 

En la década de los 70, el Maestro Manuel J., tuvo estupendas presentaciones con la programadora Cenpro T.V, en las cuales alternaba en el programa Los Maestros con el organista Jaime Llano, y los pianistas Oriol Rangel y Felipe Henao. Eventos que conjuntamente con su talentosa carrera en la radio lo hicieron merecedor al reconocimiento en 1974 como Artista del Año57. 

 

Como embajador cultural de Colombia tuvo el honor de interpretar los ritmos colombianos en La Casa Blanca30, ante el Presidente de Los Estados Unidos de Norteamérica, Mr. Gerald Ford59, y su Secretario de Estado Mr. Henry Kissinger, formando parte de la comitiva oficial que acompañó al Presidente Alfonso López Michelsen60 a ese país. También acompañó la comitiva presidencial del Presidente Julio Cesar Turbay a República Dominicana, donde dejó en alto el nombre de los artistas colombianos ante el Presidente Joaquín Balaguer y sus invitados62.   

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Antes de que la música colombiana del folklor andino: pasillos, bambucos, guabinas, joropos, torbellinos, etc, fuera relegada a pistas grabadas por parte de la televisión, el Maestro Manuel J. Bernal se presentó en varios programas en vivo de Embajadores de la Música Colombiana.

 

De esos tiempos es el pasillo Mónica, producto de un momento de inspiración que sucedió mientras le hacía mantenimiento en su casa al órgano Hammond. Dicho órgano requería un aceite refrigerador especial que se le tenía que echar cada seis meses; como parte del proceso había que prender el órgano y ponerlo a funcionar. En esas estaba el Maestro Manuel J., en compañía de hijo Juan Manuel80, cuando empezó a interpretar improvisaciones que le sonaron tan bonito que de inmediato se fue a transcribirlas en una partitura.

 

Músico extraordinario, era capaz de escribir una partitura de una obra sin tenerla que escuchar de nuevo, como lo repetía admirado en sus anécdotas el Maestro Jaime Santamaría33, a quien quince días después de haberle escuchado una sola vez un trisagio de su autoría, y haberle pedido la partitura para interpretarla, ante la negativa del Maestro Santamaría, Manuel J. le entregó la copia de la obra, tal cual se la había escuchado en esa única ocasión. 

 

El Maestro Manuel J. en 1983 realizó una presentación apoteósica en el Teatro Juan de dios Aranzazu, de la Ceja del Tambo, donde en compañía de sus hermanos, los Maestros Alejandro, Suso, y Alberto, -Bernal González- deleitó a los asistentes, durante dos horas que fueron ínfimas ante la emoción del público, que alborozado pedía que continuaran tocando30.      

 

Fatigado de la falta de apoyo del Estado a la cultura y al folklor colombiano, y las acciones inesperadas de algunas programadoras, tomó la decisión de retirarse de la vida artística y dedicarse a la familia y sus negocios personales. Es en ese momento cuando se escucha la frase: “Los Maestros perdieron su Maestro”15,17. 

 

Sólo en el año 2002, ante una sentida invitación que le realizaron sus amigos paisas, y la pastoral profesional de la Arquidiócesis de Medellín63, accedió el Maestro Manuel J. Bernal a deleitar al público antioqueño con la que sería su última presentación pública en Medellín. En una presentación emotiva en la que interpretó magistralmente hermosas obras de la música tanto en el piano como en el órgano, y mostró porque seguía siendo el Maestro de Maestros10 que tan gratos momentos le había brindado a su púbico.

 

El Maestro Manuel J. Bernal murió el 19 de mayo de 2004, en la Ciudad de Bogotá64.  

 

El Maestro Manuel J. Bernal siempre será recordado por ser el compositor de: Agnus Dei, Alborada, Amor criollo, Abejorral, Bodas de plata, Clarita, De año nuevo y navidad, Despedida, Doña Sonia, El gran cambio, Gloria Eugenia, Indiecita, Jorge Humberto, Juan Manuel, Los nietos, Lía melodía para el recuerdo, Medio siglo, Misa colombiana, Mónica, Nació el romance, Patria, Paz, Sonia María, Sonríeme morena, Sueño moreno, Ysabel, Vamos todos a gozar60.

 

Sobre las composiciones del Maestro Manuel J. Bernal, el Maestro León Cardona81 expresó: “Sus composiciones nacieron del desarrollo de ideas melódicas cuyo avance lleva una continuidad equilibrada, un contenido sonoramente lógico y su desarrollo es fluido. Su armonía supera los elementos básicos de los ritmos andinos colombianos, enriqueciéndose con cadencias sesudas, que respetan la creación musical.”      

 

De su producción musical como compositor, arreglista e intérprete existen 16 discos con grabaciones realizadas en varias casas. Con Fontana: Colombia de Oro 1, Colombia de Oro 2; con Zeida: Recuerdo Nupcial; con Silver: Recuerdos de Colombia, La Música inmortal de Luis A. Calvo; con Philips: Colombia Grande, Cantemos con Manuel J., Sucesos bailables 1, Sucesos bailables 2, Sucesos bailables 3, Los caracoles de oro, Misa Colombiana, Bien amada; con Fuentes: Colombia de gala, Allá en la Montaña, Al calor de tu afecto7,62.               
 
Escrito por Guillermo Alejandro Bernal Rodríguez, publicado en La música de nuestros ancestros, 2014, ISBN 978-958-58771-0-8

 

 

 

    

1 comentario:

  1. Gracias por este resumen de una vida exitosa, y poco exaltada en estas épocas, pero que dejo una huella eterna en el corazón de los que amamos a nuestra bella patria Colombia. Hombre serio y sencillo pero que con unos dotes extraordinario, bien marcado por el título de “Maestro de Maestros” para la música andina de Colombia. Saludo afectuoso en el cielo para Don Manuel J. Bernal, y aquí a toda su familia.

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