miércoles, 2 de mayo de 2012


Medellín 28 de febrero de 2012.

¡Hola Felipe, hijo querido!

Sabemos cómo estás: Más alto pero, aún muy delgado –para nuestro gusto-, y muy hábil y atento.

En días pasados recibimos las calificaciones. Tanto la mamá como yo nos sentimos felices y orgullosos por tu esfuerzo y entrega académica. Es evidente que eres muy inteligente y disciplinado. Los profesores hablan muy bien de ti, y de nosotros, porque ellos saben que no habría un buen hijo sin unos buenos padres y, por supuesto, no habría un buen estudiante sin un estimulo como el que te brinda “mami”, quien te ayuda a estudiar y anima para que aprendas. Yo también te aliento, aunque por estar enseñando en la universidad, no puedo compartir tanto las labores académicas en la noches, como quisiera.

Eres tan inteligente hijo querido que, cuando te sientas frente al piano, aprendes en poco tiempo lo que yo me demoraba hasta el triple de tiempo en aprender. Ahora necesitas no olvidarlo, porque a veces olvidas lo aprendido. ¿Por qué lo olvidas? porque no lo practicas, y la frase dice: “la práctica hace al maestro”. Así que hay que practicar las piezas musicales aprendidas en el piano, o si no, las olvidarás para siempre. 

Sobre el respeto por la persona, y sus individualidades, te repaso los resultados que gracias a las negociaciones y al diálogo hemos obtenido: Ya no estás en Hapkido, porque pediste expresamente que te retiráramos, y respetamos tu decisión. Continuas en Hip hop porque te gusta, y así lo has querido. Continuas con Lucy en las clases de lecto-escritura, que como bien has dicho, son maravillosas, porque las dicta una persona que según tus palabras “es como mágica”, todo lo hacer ver agradable. Empezaste las clases con Marcela, la mamá de Mateo, y vas muy bien y feliz, en ellas compartes con tu amigo Felipe Silva. Querías entrar a futbol, y el papá y la mamá hicieron el esfuerzo de ingresarte, y allá también estás feliz porque te enseñan mucho, y compartes con tus amigos. Y lo mejor, ya faltan sólo cuatro clases para terminar el último curso de natación que harás sin haberlo solicitado. Después de este curso, sólo volverás a natación cuando lo decidamos en familia, eso quiere decir que volverás a entrenar natación cuando tú quieras y nosotros podamos costeártelo.

Hijo querido, te queremos tanto que buscamos sorpresas para ti que te sean agradables, muy agradables, como la que tuviste cuando te llevamos con tus amiguitos a conocer a los jugadores del Nacional. Recuerdas como estabas: ¡feliz!

Yo, como papá diría que tu vida es alegre, pero hay un factor que nos está alterando a “mami, papi y Feli” la vida. Es tu falta de control ante agentes desestabilizantes.

Los tres sabemos que hay seres en tu vida que te alteran, y que no los toleras. Esos seres existen y existirán en nuestras vidas. Hay que saber vivir con ellos. Yo estoy de acuerdo contigo en que la mejor forma de evitar que ellos le alteren a uno la vida, es evitándolos.

Hay momentos en que evitar lo que nos molesta es lo mejor, y hay momentos en que no podemos evitar el contacto con seres y situaciones que nos serán incómodos. Entonces ¿qué hacemos ante esos hechos, personas y circunstancias? Procuramos disminuir el tiempo en que nos toca compartir conjuntamente, nos alejamos en todo momento, siempre y cuando las circunstancias nos lo permitan, y cuando definitivamente nos toca compartir mucho tiempo con las personas que no nos son totalmente afines, procuramos estar calmados, ser muy respetuosos, tolerantes, y demostrándonos a nosotros mismos que nuestra fuerza de voluntad es tan grande que, aunque no queríamos estar en una situación en especial, o con alguien, fuimos muy decentes, no nos ofuscamos, mostramos toda nuestra educación.

Felipe, hijo querido, por favor ten calma, sé paciente, no permitas que las personas conozcan tu debilidad ante las actividades que no dominas, o las personas que te molestan. Recuerda: evítalas en la medida de las posibilidades, y si te es obligado compartir con ellas, no dejes que la rabia sea la que conduzca tus decisiones. Retírate de donde está sucediendo el hecho incómodo, y dinos a mami o a papi que es lo que sucede. Además tomate unos minutos, bastantes minutos para dejar que la impaciencia se acabe, y si notas que estás tranquilo, vuelve al lugar, y con los que te exasperan. Si no te sientes en condiciones de volver, no compartas con esas personas, y no te alejes de nosotros. Si nos es posible que tengas tranquilidad en su compañía, ven con nosotros, quienes procuraremos solucionar la dificultad, hablando para que ésta no continué, y si vemos que no es posible modificar la actitud de quienes te molestan,  nos retiraremos del lugar.

Hijo, no tienes que sufrir solo, y menos por eventos evitables, ¡tienes papás que te quieren como lo mejor del mundo!, y te protegerán como lo más importante en sus vidas, es decir en nuestras vidas.



¡Hijo te amamos, cuenta con nosotros!



Papi y mami     



     



  

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